jueves, 7 de febrero de 2008

En las escaleras de un Aurrerá I


Luis se sentó a las afueras de un Aurrerá a esperar pacientemente la llamada de Silvia. Ella lo citó a las 4 de la tarde.
Él llegó a las 3 y media, para estar prevenido.
De cualquier forma no era la primera cita que Luis tenía, y por lo ilusionado que estaba, su mente le hacía creer que no sería la última.
Pero él quería que fuera la última.
Tuvo que salir corriendo de la Universidad, para llegar pronto a casa y arreglarse, de menos, un poco, antes de llegar a su destino final. No sonaba muy romántica la idea de citarse a las afueras de una tienda de autoservicio, pero que importa.
Repito, no era su primera cita. Pero pareciera que sí.
Para no aburrirse, se metió un rato a vagar por Aurrerá, a pesar de toparse de repente con uno que otro empleado que le miraba con ojos agresivos. De todas formas no tenía nada en mano y se veía bastante sospechoso rondando por ahí. Pero el caso es que ya pasaban de las cuatro, y Luis comenzaba a desesperarse.
Y es que la famosa cita no le saldría gratis. Tendría que estar haciendo un trabajo grupal en ese momento. Tendría que estar "estudiando". Pero que va, ese tipo de cosas realmente no convencen del todo al corazón. O si?
Luis entonces se sentó a las afueras del Aurrerá y se puso a pensar, supuestamente, mientras miraba una y otra vez el reloj y veía como las manecillas giraban y giraban y por el horizonte pasaban mil siluetas menos la de Silvia.
O quizás eran pensamientos desesperados de alguien que comenzaba a idear que quizás su cita nunca llegaría...

1 comentario:

Anónimo dijo...

:)
Ya empezaste a inventar historias... que genial!!
Es increible, haz escrito tantas cosas y aùn sigues sacando ideas nuevas!
Felicidades...