viernes, 27 de febrero de 2009

El Balcón Verde, el Bebé Extrovertido y la Rana que murió quemada.

Mientras proseguía con mi parroquiana costumbre de caminar y caminar, y seguir caminando, me percaté de pronto que se estaba tornando un tanto aburrido el hecho de volver a casa usando el trayecto de siempre. Me imagino que la gente que me ve pasar siempre por la misma calle ha de pensar que estoy programado de alguna forma para seguir siempre mis huellas del día anterior, que por lo general siempre quedan plasmadas de manera que el patrón pueda ser perfectamente reconocible y 'perseguible'.

Como decía, caminar siempre por donde mismo me había fastidiado ya, así que decidí subir unas cuantas calles y aventurarme por calles extrañas y desconocidas. Bueno, me gusta pensar que son desconocidas, aunque dudo que alguna de ellas lo sea, pues diariamente son recorridas por la multitud de gente que como yo, lucha por realizar su rutina de manera ininterrumpida. Ahora bien, he de admitir que todo sería muchisimo mas facil si no estuviera cargando con ese costal de torturas obligatorias que llamo 'cuadernos'. Dicho artefacto no dejó de joderme durante el recorrido 'turístico', y al llegar a casa, lo primero que hize fue arrojarlo con desesperación a los pies de la mesa del comedor.

Bien. Una vez que seleccioné sin mucho cuidado al nuevo camino que recorrería, me puse a hacer precisamente eso, recorrerlo. Todo habría iniciado de manera increíble, de no ser por varios factores. El primero de ellos era el siempre molesto, chocante y arrogante sol, que me daba en la madre aunque me cambiara de acera. El otro factor era que mi reproductor de música estaba sin energía, así que me vería en la penosa necesidad de aventurarme en el nuevo mundo, sin una banda sonora.

Dejando de lado esos dos aspectos, el camino resultó ser agradable. Las calles realizaron su parte, hasta cierto punto de manera monótona y predecible. Estuvieron a punto de atropellarme un par de veces, porque he de admitir que nunca he sido un peatón muy responsable al momento de cruzar las calles. Eso le aportó una dosis razonable de adrenalina al recorrido. No fue sino hasta unas calles más adelante cuando realmente comenzaron a suceder cosas interesantes.

Una de las cuadras, ya casi antes de llegar al boulevard, resultó ser larguísima y sin interrupciones. En dicha calle se encontraba, oscurecida y casi oculta, una casa de color verde con unos balcones bastante particulares. Dichos balcones llamaron mi atención por el hecho de que no tenían absolutamente nada que ver con el ambiente que los rodeaba. Tenían un par de vidrios rotos y detrás de ellos se encontraban, elegantes, pero un tanto sucias, un par de cortinas que debieron ser blancas en sus mejores épocas. Fue entonces que, mientras caminaba, me dió la impresion de que una mujer morena, de cabello corto y rasgos aparentemente atractivos me observaba por detrás del ventanal. Cuando miré fijamente, desapareció. No quiero pensar que fue un acontecimiento paranormal, simplemente me regocija pensar que una mujer morena, de cabello corto y rasgos aparentemente atractivos me observaba por detrás del ventanal.

Seguí caminando.

En una de esas calles que rompen la armonía al ir en diagonal, me topé con un niño, como de unos 2 o 3 años, caminando alegremente por la acera, solo. El niño daba unos brinquitos bastante simpáticos y cantaba una canción en Inglés, que según recuerdo, hablaba sobre los días de la semana. Cuando me vió, el niño se rió. Luego, mientras pasaba junto a un automóvil, me percaté de que su risa fue provocada por mi cabello, que estaba, por decirlo de alguna manera, fuera de control.

Luego, mientras caminaba por el boulevard, me encontré con algo insólito y verdaderamente inexplicable. Una rana se encontraba boca arriba, con las manos en el pecho, mirando fijamente el horizonte.
Nunca pude explicarme qué estaba haciendo allí esa rana.

Llegúe a casa, y como mencioné con anterioridad, lo primero que hize fue arrojar mi mochila con desesperación a los pies de la mesa del comedor. Después, pasadas unas horas, no podía creer que me habían sucedido 3 hechos inexplicables en un trayecto de unos 5 minutos, y solté una risita nerviosa.

domingo, 22 de febrero de 2009

El Sonido del Vidrio cuando cae


Sientes el vidrio en tus manos
y quieres rodearlo de inseguridad
quieres sanar las heridas
que lucen y brillan en mi oscuridad
Buscas tu sueño enterrado
y quieres cubrirlo de santa bondad
mirate, estás de rodillas
gritandole al mundo tu mediocridad

Sueltas el vidrio al abismo
buscando escuchar su ruidosa verdad
Ries, te espantas, te excitas
contandole al viento tu promiscuidad
Le robas palabras al suelo
palabras que gritan su sinceridad
Les brindas un orden preciso
las siembras con ánimos de soledad

viernes, 20 de febrero de 2009

20'000 Ratones


Esa rana, así como la ven de inocente y hasta cierto punto tierna, es el animal mas tóxico sobre la faz de la tierra. Vive en las selvas Colombianas y llega a medir unos terribles 5 centímetros. Su veneno es conocido como Batratoxina, y a pesar de no ser el único animal que produce dicha sustancia, es el que la produce en mayores concentraciones.

Osea, 5 centimetros de dolor, destrucción y muerte, en un práctico pero escurridizo empaque amarillo anti-pupilas.

(en la selva Colombiana)

Una pareja de retirados Estadounidenses disfruta de sus vacaciones, caminando entre la húmeda y pegajosa selva Colombiana.

John Smith (agitado): Oh Mary, esta selva es hermosa! Son las mejores vacaciones de mi vida!

Mary Smith (jadeante): Ya lo creo!

John Smith (salta sorprendido): Oh mira Mary! Una linda y tierna ranita amarilla acaba de saltar sobre mi brazo y...

(John cae)

Mary Smith (gritando): John? John!




martes, 17 de febrero de 2009

El Baño de Jesucristo

No podía seguir caminando más, así que le dije a mi amigo que nos detuvieramos en una tienda de abarrotes cercana y le pidieramos a un piadoso empleado que me dejara entrar a hacer mis necesidades fisiológicas en su sanitario.

Nos detuvimos en una esquina cualquiera. Como era de noche, la luz del foco viejo de la tiendita iluminaba más o menos adecuadamente dicha esquina. Pudimos ver, antes de cruzar la calle, que la tiendita estaba llena. Había un par de señores de la tercera edad dialogando sobre futbol, un rasta de ojos rojizos cuya actitud pasiva me hizo creer que estaba en un estado mental muy dejado de la mano de Dios, una señora histérica con su hijo chillón y un empleado Emo.

Con nosotros, un par de muchachos flacos, altos y no muy estéticos, la tienda parecía completa. Entramos y apestaba a mota. Mi amigo, con la mirada, me comunicó que el olor procedía del rasta de ojos rojos que nos miraba pero al mismo tiempo no lo hacía. A uno de los señores lo saludé porque conoce a mi papá. Me siento importante cada que una persona de la tercera edad me saluda por mi nombre. Sin mas rodeos le pregunté al empleado por su baño y por la posibilidad de que me dejara usarlo. Como era Emo, dijo que sí y suspiró.

Entrando al baño vi a Jesucristo y me sonrió.

-Vas a usar el baño?- me preguntó Jesus.

-Eso creo, creo que tomé muchos frutsis- le dije, tratando de ocultar mi obvia sorpresa.

-El empleado Emo debió darte... - hizo una pausa para toser- un rollo nuevo de papel higiénico.

-No lo hizo, lo invirtió todo en sus lágrimas- le dije y ambos reímos.

Se fue.

Despues de usar dicho baño salí y el rasta estaba tosiendo descontroladamente frente al niño chillón que lo miraba detenidamente. La madre histérica enfureció aún más al ver dicho acto y salió dejando fuego humeante en las huellas del piso. El niño, tratando de seguirla lo mas rapido posible, tropezó, y lloró.

El Rasta comenzó a reirse como pendejo (no precisamente por la caída del niño) y los señores también, al llegar a la conclusión de que el América es un equipo de maricas, para maricas (no lo digo yo, lo dicen los señores).

Mi amigo miraba fijamente una bolsa de frituras pero lo desilusioné al mostrarle mi bolsillo vacío. Salimos del lugar y le platiqué que ví a Jesus en el sanitario de la tiendita.

Mi amigo, que acude a la iglesia más regularmente que yo, me dijo 'blasfemo' y me dio la observacion de que no todos los hombres de capa blanca y larga, con una cabellera larga y brillante y una barba espesa eran Jesús.

viernes, 13 de febrero de 2009

Babeando mis Cuadernos

And as the water goes by...

El agua cae sobre un agujero en la pared y de ahi va subiendo lentamente hasta que, gota por gota, se queda impregnada en un charco en el techo. Luego, con esa paciencia característica que le fue otorgada por el Espíritu Santo mismo, el agua cae de nuevo inmisericorde sobre mi cabeza desaliñada.

Así fue como lentamente me di cuenta de la complejidad de mi peinado (si es que puedo llamarlo de esa manera) y de la forma en la que estaban entrelazados mis cabellos, mas o menos parecida a la manera en como se entrelazan los pensamientos que traigo atorados en la orilla derecha del cerebro. Y así como llegan dichos pensamientos, duran un tiempo atascados, y se van, a veces sin darme la posibilidad de entender del todo si fueron resueltos o no.

Me refiero también a las gotas de agua, que despues de subir del suelo al techo, caen de las puntas de mis cabellos al suelo y repiten el ciclo una y otra vez hasta que ocurre uno de dos fenómenos posibles. Uno de esos fenómenos es el movimiento, el otro es el aburrimiento. Si ocurre el aburrimiento significa que ya estoy arriba del tren. Si ocurre el movimiento no necesariamente tengo que subirme al tren, porque a fin de cuentas el tren siempre terminará por irse, con o sin mi persona en su interior.

A veces, o casi siempre, si soy mas específico, el tren simplemente se va.


sábado, 7 de febrero de 2009

Tus Manos

(Dedicado a: ¿?)
Mátame con una broma. Hazme creer que aún puedo, aunque con trabajos y ciertamente con un poco de inseguridad, escribir algo tierno y dulce. Sonríe y dime que sí. Que sí existes.

Las preguntas son duras y se repiten una tras otra. A veces, si te soy sincero, no puedo descansar. Pero a fin de cuentas siempre llego al mismo sitio donde comenzé, donde he comenzado toda la vida. No me arrepiento, una experiencia siempre vale la pena vivirla. Ojalá esas experiencias hubieran sido más duraderas y mas prometedoras.

Me refiero a la experiencia de comprar bolígrafos baratos, no se los recomiendo. Tus manos me dicen que no estoy enamorado. Así como el vaso de agua me dice que ya no tengo sed.

Tus manos, donde estan?