El cuento del Minotauro y la pelota de Tenis

Érase una vez un Minotauro llamado Belisario que acababa de perderse en su propio laberinto. Angustiado, temiendo que sus conocidos llegaran a enterarse y burlarse de él por el resto de la eternidad, Belisario decidió no moverse y tratar de permanecer allí perdido mientras encontraba una solución.

Cierto día instalaron unas canchas de Tenis justo a espaldas de el laberinto de Belisario, y resulta que las canchas pronto se convirtieron en un lugar muy concurrido por los habitantes de la ciudad. Pero nadie nunca se imaginaba que atrás del complejo de tenis se ubicaba un laberinto de tiempos antiquísimos, y que dentro de él se encontraba el pobre Belisario.

Una mañana Belisario decidió tomar valor y salir a buscar el camino a casa otra vez, pero de repente una pelota de tenis le golpeó y cayó inconsciente al piso. Un rato después le despertó una vocecilla desesperada que le gritaba incontroladamente.

-Oye! Oye! Escucha! estás bien?- gritaba desesperada la pobre pelota de Tenis.

-Si, erhm, yo... supongo que estoy bien... un poco mareado, quizás- Dijo Belisario, quien se levantó sorprendido al ver que una pelota de tenis le estaba hablando.

-Oh, espera, déjame disculparme, realmente me lanzaron fortísimo, pero pues vé el lado bueno, no cualquier día una pelota de Tenis te golpea el rostro! - Proclamó la pelotita, quien parecía entusiasmada con su condición de pelota.

- Insinúas acaso que eso me dará suerte? Si es así, entonces podrías quedarte aquí y ayudarme a encontrar el camino a casa - replicó el Minotauro Belisario, quien pensó por un momento había encontrado a alguien confiable que no le diría a nadie de su vergonzosa situación.

La pelotita lanzó una risa descontrolada en ese momento.

-Jajaja! no lo puedo creer, un Minotauro perdido en su propio laberinto! que cosa tan mas ridíc...

Y sin dejarla terminar, Belisario tomó a la pelotita y la arrojó de nuevo a las Canchas de Tenis.

Moraleja: Si alguien llega a molestarte, arrójalo de regreso.