martes, 21 de abril de 2009

El Baile del Escorpión (parte 1)


Yo tenía miedo de que en cualquier momento me tomaras por sorpresa y me llenaras el flujo sanguíneo con veneno. En el fondo de mi alma, aún contra mi voluntad, sabía que era eso lo que yo buscaba. Estabamos bailando juntos, tú, la Escorpiona amenazante, y yo, tu cena indefensa.

En realidad no bailabamos, simplemente movíamos los pies en un compás tranquilo y aterrador. La música, que por cierto no reconocí nunca, se tornaba más y más extraña. Sentía tus manos como pinzas, y tus ojos como un aguijón punzante, listo para matarme cruelmente. También, entre los ritmos de la canción de fondo, distinguí mis ganas de escapar, y te lo dije. Sonreíste. A pesar de todo el pánico fingido que me provoca tu presencia física, todavía estaba emocionado y expectante.

Salimos a caminar juntos. Ahí en plena calle, no te veías tan amenazadora y peligrosa. Te veías más bien un tanto indefensa y frágil. Yo, en cambio, estaba en el sitio ideal para mostrarte lo escurridizo que puedo llegar a ser. Caminando entre las calles que recorres siempre, te sorprendías de los atajos que te iba mostrando. En uno de ellos hice una maniobra que nos puso peligrosamente cerca, otra vez. Tan cerca estuve que casi podía concentrarme en tu respiración y contar las veces que inhalabas y exhalabas junto a mi cuello. Mi paranoia me hizo creer que tu dióxido de carbono, ese que salía despedido por tu nariz, era venenoso.

Te tomé de los hombros y te quedaste mirándome fijamente. Sin parpadear. Me dí cuenta de que la mirada del Escorpión es más aguda que el veneno que recorre sus entrañas. Pero luego cambiaste el tema, sonreíste, parpadeaste y se perdió la adrenalina del momento. Te llevé a un parque olvidado y polvoriento que nos quedaba cerca, y ahí nos sentamos en una banca. Entre el momento en que nos sentamos y el momento que nos besamos pasaron unos 10 minutos, durante los cuales hablamos de cosas que no sirven para nada.

Luego llegó, elegante e inevitable, el beso.

4 comentarios:

eve.lyn dijo...

y el beso te mató?

u.u

no qiero qe muera srito rodo

...

Tere (: dijo...

Wooow...
Que profundo...
Verás... No sé... Tu escrito lo interpreté de una manera algo rara...
De esas veces que estás con alguien y ese alguien demuestra ser feliz, pero lleva algo dentro de sí mismo que puede llegar a matarte... Vaya! No tan literal, sino que matar tu esencia...



Cuidate mucho...
No te podré comentar todo.
Pero lo iré haciendo poco a poco...
Que estés bien...


HASTA PRONTO...

MX2 dijo...

¿Qué puede ser tan venenoso pero adictivo a la vez?... no, no es la droga... es el beso de una dama u___u

La primer dosis te atrapa irremediablemente... curarse es relativamente fácil, pero siempre recae uno :S

A n g e l dijo...

Yo difiero al comentario de 2mil... Una vez que pruebas el beso de una mujer, es dificil curarse, te acostumbras, su saliva, sus labios, su rostro, son la mezcla perfecta para hacer posible el veneno mas mortal y del cual no hay antidoto...

Ni los cigarros me resultan tan llamativos, ni el alcohol, ni cualquier otra droga fumable o aspirable; nada de esas cosas me resulta mas mortal que la picadura de ese escorpion, aquellas feminas son unas cabronas, pero apoco asi no las dejamos de adorar...

Por infortunio, aun no he probado de ese veneno, para poder ser cautivo al 100% de alguien, y con la amenaza de influenza, creo que menos...

camara rocalfo, chida la primera parte, ora voy con la segunda...