lunes, 11 de enero de 2010

Noctis



(The Three Shadows Part II - Bauhaus)

Estaban todos ahí, en la sala oscura, como sombras. Las mujeres, que eran tres, se encontraban sentadas en el sofá. Los tres hombres estaban de pie y caminaban de un lado a otro de la habitación, como esperando. Vaya Dios a saber qué era lo que estaban esperando. Allá afuera estaba lloviendo, la calle D. estaba prácticamente desierta y hacía un frío implacable que desanimaba. Era por eso que todos llevaban abrigos. Alguien sacó un encendedor, prendió un cigarrillo y lanzó una bocanada de humo que a todos los demás les supo a ansia, aunque nadie se animó a reclamar nada porque daba lo mismo un cigarrillo o cien. Una mujer miró con nerviosismo a su alrededor, detuvo sus ojos en uno de los hombres y le hizo una pregunta.

-¿Cuánto tiempo más vamos a esperar, Pablo?
-El que sea necesario, Alicia- dijo el hombre con voz tosca y pausada.

Había una enorme ventana al lado izquierdo del sofá y de las mujeres, cubierta por una gruesa cortina. Algunos relámpagos atravesaban la tela, pero eran pocos y aislados. Ahí adentro todo era oscuridad y dudas, el humo de tabaco que ahogaba las respuestas y palpitaciones y saliva tragada. Los cuatro cuadros de luz de las ventanas apenas y podían presenciarse en la mesa del centro, que sostenía copas con vino tinto y algunas velas apagadas. Pablo estaba yendo de un extremo a otro de la sala, sin el miedo a la oscuridad ni el miedo a lo que estaba sucediendo. Luis estaba de pie junto al sofá, al lado derecho de Alicia, con un vino en la mano y un semblante de consternación que nadie pudo apreciar porque su rostro estaba oscurecido. Saúl estaba junto a la puerta con los vidrios translúcidos de color azul, y ahí, de brazos cruzados, veía pasar cada segundo con tranquilidad. Verónica y Victoria, hermanas, simplemente estaban sentadas en el sofá. Victoria, la menor, fumaba.

-¿A qué horas quedaron de avisar, Pablo?- preguntó Luis.
-A las once, ¿qué horas son?
-Ya van a ser las doce, faltan diez minutos- dijo Verónica.

Después de este diálogo hubo un silencio entre los allí presentes. Sólo se escuchaba la lluvia arreciando y los truenos. Con atención se podía escuchar alguna respiración, pero nadie quería gastar tiempo en ello. Estaban más ocupados en soportar el humo del cigarrillo de Victoria y la pesadez que el vino había provocado. El nerviosismo se iba moviendo de una cabeza a otra, de un gesto a otro, los rostros se descomponían al compás de cada paso de Pablo, o de cada bocanada de Victoria. La luz estaba apagada y sólo atravesaban los relámpagos pero muy de vez en cuando. Alicia tomó su copa de vino y se la bebió toda, estaba medio llena pero lo hizo porque ella ya no quería saber nada más del asunto. Se recargó en el hombro de Verónica, que no estaba haciendo otra cosa más que cruzar las piernas y hacer gestos de mustiedad, y se quedó dormida.

-¿Por qué no llegan, Pablo?- preguntó Saúl, como adormilado.
-¿Y cómo quieres que yo lo sepa, imbécil?- respondió Pablo, enfurecido, desde alguna esquina de la habitación donde nadie podía mirarlo.
-Todo esto fue idea tuya.
-Pero no era mi idea que hubiera contratiempos.

Las palabras de Pablo sonaban como cristalería cayendo sobre un duro suelo. La lluvia tensaba los músculos, la oscuridad agrandaba los ojos. Luis se acercó a la mesa con su copa y se sirvió más vino y todos lo examinaron con la mirada a pesar de que no podían notar ninguna de sus facciones. Parecía como si la lluvia traspasara el techo y cayera sobre todos, porque lucían como mojados, irritados como gatos empapados. Se exhibía una mezcla heterogénea de nerviosismo y mal genio, de ansiedad y de superficial embriaguez. Pablo se acercó a la cortina y suspiró. Algo andaba mal y fue el último en darse cuenta, porque Victoria ya estaba encendiendo otro cigarrillo y mostraba impaciencia. Saúl seguía allá, recargado junto a la puerta con los vidrios translúcidos de color azul. Sacó un cigarro y se puso a fumar también. Verónica se puso de pie, no sin antes recargar a Alicia en el respaldo del sofá, y se acercó a Pablo para susurrarle.

-Algo salió mal, Pablo. ¿Qué vamos a hacer?
-Esperar, ¿qué más se te ocurre hacer?-dijo él, fastidiado.
-No sé, alguien podría salir y…
-Nadie va a salir, no deben de tardar ya.

Verónica decidió quedarse de pie junto a Pablo. Luis ya iba por la enésima copa y de repente todos sintieron la humedad, o a lo mejor era la tensión. Victoria, por ejemplo, estaba sudando, pero ella fumaba y lo demás no parecía tener importancia en su mundo. El reloj de alguien indicó que ya era media noche. Saúl escuchó las campanadas del templo de San F. y sintió un escalofrío. Se puso de pie, se acercó a la vela de la mesita del centro y la encendió. La llama bailoteaba y producía sombras en las paredes. La sombra de Victoria fumaba como ella, la sombra de Verónica se reflejaba en la cortina como la de Pablo. Las sombras de Alicia y Luis eran tímidas y no llamaban la atención, aunque la flama estuviera inquieta. Saúl tomó un poco de vino, se restregó los ojos y bostezó. Era el primer bostezo de la noche, Alicia se había dormido sin regalar siquiera eso a la sala. Un decorativo bostezo. Se abrió la puerta lentamente. Entró Jacqueline, con el abrigo empapado, cargando como podía a Gustavo. Le habían disparado en la pierna. El robo había fracasado. Las sombras se movieron de sitio, se apagaron los cigarrillos y Pablo blasfemó. A alguien se le cayó una copa vacía, Alicia despertó y hubo un grito. La noche sería larga.

7 comentarios:

Léa LilÖpve dijo...

nooo!un robo frustrado , y la noche aún más...jaja
esta bien rifadoo homzzz!
.
me recordo una pelicula...
(perros de reserva)
...
:)

Mabe dijo...

me parecio haber qerido.. no estar ahi.. :S

Addi. dijo...

Jajajaja no mames Rodomantis!
está bien chido véndeselo a Tarantino, me recordó a Reservoir Dogs, pero más formal. No creía que se tratrá de un robo frustrado, está bien mergasa amigui. :)

little wing dijo...

wolazz! nonono muy bien sta bien cool =) sisisi add es mariika haha tc bie

Shell dijo...

Me siento como barbacoa después de tanto humo, no manches.
Siempre me ha latido ese detallito tuyo de no poner topónimos, nombres completos: la calle D., la iglesia de San F., todo eso me recuerda un poco a Pushkin (L)

Me imagino todo perfectamente, excepto que era un robo frustrado.
D:

Lelio dijo...

llevaba tiempo que no me sobraba noche para psarme un rato leyendo...

simplemente te deja pensando que pasa, cuando sabre que pasa... al igual que todos ansiosos de saber...

muy bueno, muy bueno... .

Rodolfo Escobar dijo...

Oh caballero clásico, que buen ambiente oscuro y de tensión el de la historia. Nunca he visto Reservoir Dogs, me la pasaron hace como 6 meses en .AVI, por ahí la debo de tener.