miércoles, 16 de marzo de 2011

Separándote

Serbia

En el sueño de anoche
compraba una casa frente
a un parque, un sitio muy
grande donde a veces te
invito a caminar cuando no
estás presente. La casa era
en verdad pequeña, estaba
en el tercer piso, y los
pasillos interiores no tenían
luz. En los cuartos no había
nada, y yo anduve por
ahí hasta que salí y busqué
una librería. Caminando a
la librería pensé que la casa
podría gustarte, pensé
que había tomado la casa
correcta. Pero no iba a
poder mostrártela porque
esto de soñar las cosas
perfectas no me sirve para
nada una vez que abro los
ojos. Porque una vez que
abro los ojos dejo de pensar
en ti como algo alcanzable,
y empiezo a imaginarte como
se imagina el infinito o el
microuniverso: algo lejano
y distante, algo intocable.

Por más que yo quiera,
que sueñe o que busque
en los papeles de siempre
una especie de pista o de
señal tuya, nunca habré
de encontrar nada concreto
porque ni tú sabes bien
si esto es algo tuyo o es
algo de alguien más.
Hasta que no logre hacer
que aceptes esto como
un regalo de mi parte
(sé que existen regalos
mejores pero fingir que
no nos ayudaría mucho)
entonces voy a pasar
el resto de las tardes de
este año en un aula, en
un baño o sosteniendo
un cepillo lleno de pelos
rojizos, o un plato de
plástico de esos que son
mortales si los metes al
microondas y los pones
a dar vueltas un minuto
más o menos. Sí.


Búlgara
Cuando veas que estoy
temblando, sal corriendo
porque estallaré. No es
raro que esa clase de
cosas sucedan. A veces
tiemblo cuando estamos
cerca de un momento
incómodo. ¿Te has
dado cuenta? A veces
tiemblo cuando estamos
cerca. A veces tiemblo.

Me gustará encerrarme
junto a ti. Sé que me
va a encantar. Sé que
lloraremos juntos cuando
no haya luz adentro del
ropero. Sé que me va
a gustar tocar tu cara
para ver si sigue siendo
igual, la misma cara en
el mismo lugar, el mismo
rostro que sueña y que
no puedo recordar. Yo
sé que me gustará. Sé
que no saldremos en
años si tú así lo quieres.
Te haré caso siempre.
Eso ya no me lo cree la
gente. Dicen que siempre
lo digo, como si fuera un
hola o un buenas tardes.
Pero a ti, que tienes
privilegios, te haré caso
a toda hora. Sabrás
desaparecer al mundo.
Lo harás frente a mis ojos.

Pero es mejor que sigas
ausente, que sigas en
tu mundo de sol y de luz.
Yo aquí, sinceramente,
¿para qué te quiero?
¿O es que sabes pegarte
a las paredes? ¿Es que
sabes cómo hacer que
un monje olvide algo
que no sea rezarle siempre
al molde con que están
hechos todos sus días?

Este reloj me desengaña
a toda hora. Lo miro con
simpatía. ¡Ándale, quiero
mirarte en un día que
valga la pena! No en un
día como hoy, un día que
se me fue en quién sabe
qué truco o trampa. No
estoy seguro de lo que
voy a decirte, pero si un
día mato a mi reloj, voy
a matar de paso a todas
las horas de todas las
gentes. Voy a matar el
tiempo para que no nos
moleste, repitiéndonos
a cada instante que se
está terminando y que
tú sigues allá escondida.


Armenia

Hoy te vi de lejos.
Vas de un cuarto
al otro. Nunca te
detienes. Nunca
dejas huella. No
borré la imagen
que guardé en
mis ojos. Viviré
buscando, un
día tras otro,
fragmentos de ti.
¿Es que no te gusta
que viva de ti?
Te cultivo siempre.
Siempre estás aquí.


1 comentario:

Lelio dijo...

habain pasados largos dias desde mi ultima incursion y desde mi ultimo comentario...

poemas muy interesantes, me recordaron un poco a lo poco que he leido de bukouski... me evocaron un poco de él.

espero no volver a pasar tanto tiemppo sin rondar que nuevo surge.