viernes, 5 de marzo de 2010

Hasta luego


(Bésame mucho - Athanor)

Para alguien.

Hablábamos del terremoto que hubo en Chile y de todos los muertos. Nos lamentamos. Recargó su hombro en mi pecho mientras yo veía el reloj. Maldito reflejo de ver siempre el reloj. Ella no quiso verlo aunque bien sabía qué hora era y cuánto faltaba para el instante incómodo. Yo la abracé. Se había convertido en un ejercicio mental de no querer pensar absolutamente nada. Por eso usamos las noticias como excusa para platicar.

Cielo rosáceo. Una voz anuncia salidas hacia todas partes. La gente camina y arrastra pesados bultos y niños confundidos. Vendían revistas en la tienda y una señora con bolsitas de cacahuates y pepitas nos miraba con un gesto maternal. Pude haber mirado con cien mil gestos distintos a la mujer que tenía entre los brazos, pero me quedé con la expresión de siempre, la de preocupación y miedo, la de calma fingida y soledad. Ella miraba a un vacío en el suelo, vacío que busqué en vano porque el reloj me agobiaba con sus números rojos que iban hacia adelante sin detenerse.

Hablamos del futbol, cosa que jamás en la vida que vivimos juntos habíamos hecho. Goles, jugadores, seleccionados. Hubiera preferido cualquier otro tema, porque ése me supo amargo, pero me tragué suspiro a suspiro mi doloroso orgullo. Los camiones salían uno por uno a distintas latitudes. En la garganta se acumulaban docenas de frases que no salieron por capricho. Pensé en la mejor forma de ver el reloj y decir “es hora”. Pensé en alguna técnica para evitar soltar las lágrimas más torpes de mi vida. Pero antes tuve que concentrarme en pensar y ya no pude hacer nada más.

Dieron las siete. Pájaros indiscretos en los árboles junto a la central de camiones. Nos pusimos de pie y nos dimos un abrazo. Un abrazo con la intensidad de mil. El camión había estado ahí por quince minutos pero ella prefirió quedarse y conversar conmigo sobre cualquier trivialidad. Desee que dijera que se quedaría por siempre, que no había necesidad de partir. Pero los deseos son caprichos, y los caprichos duran y duelen mucho. Nunca supe cómo manejar mis deseos con ella, y para demostrárselo, le dí un beso. Quise que mis labios lo dijeran todo, que se volvieran saliva mis anhelos. Espero que así haya sido. Espero que no haya pasado la mano por sus labios al subir al camión. Gotitas bajaban por sus mejillas. Gotitas de sal o azúcar, dulce despedida.

Me quedé de pie, viendo cómo el camión se echaba en reversa. Los vidrios reflejaban la luz naranja del sol tímido del atardecer. Ella me miró una y otra vez y yo agité mi mano y me maldije por verme tan común y corriente. Hubiera podido darle cien poemas, una flor o una novela entera, pero sólo le dí un beso y una mano agitándose. Ahí fue cuando lloré. Todo el humo del camión, los cigarros exhalados y el olor a cacahuates y revistas viejas se coló en mis lágrimas. Me fui caminando. Me fui de ahí para siempre. Acá, entre dientes, murmuré muchas cosas. Hasta luego, principio de mi vida. Hasta luego, amor de todos los días. Hasta luego, canción de media noche y lujo de verano. Te amaré mientras sepa cómo.

6 comentarios:

Addi. dijo...

Me ha gustado mucho Román, muy emotivo tu texto.
Un adios es algo lleno de material romántico, nostálgico y hermoso cuando se le representa de una manera como la que tu nos presentas ahora. Es decir, el atardecer, los pequeños y aparentemente insignificantes detalles, los camiones, la vendedora de cacahuates, todo.
La canción también ayúda mucho, el mejor cover de besame mucho que he oído.

Muy bien!

Alice dijo...

Hace como un chingo de tiempo que no pasaba por acá, ya había olvidado que existía Blogger.
Sí, esta historia me gusta :)
se te dan bien los pequeñísimos detalles, tu mente es un microscopio a la hora de escribir y la canción es... bueno, le va perfecta.
Si lo que querías era que tu texto nos resultase un poco doloroso a los lectores, lo lograste, porque en verdad me duele pensar en cómo gastamos el tiempo en trivialidades para evitar lo importante. Auch.

pensamientos caldeados dijo...

decir adios es lo mas doloroso en esta vida,mas cuando es un ser amado,muy buena historia,para que veas que si le pongo atencion jejejeje,y pasa por el mio no te hagas.


saludos

Rodolfo Escobar dijo...

Esa foto esta de huevos!!! Y debo confesar que otra vez me llego la historia. Es difícil no dejarse llevar por un texto tan sinestesico.

Nunca había escuchado ese cover. Esta muy bueno, lo-fi y nostálgico como me gusta, ja. Creo voy a copiarte y empezar a usar divShare, su reproductor es mas discreto que el de Goear =)

Saludos

Lelio dijo...

no habia me habia podido dar el tiempo para leerlo, pero hoy q estaba ne la escuela encontre un pequeño espacio...

diablos, eso de tener las palabras correctar para decir al momento de que alguien parte es casi inposible...

me gusto... me habra tocado vivirlo de alguna forma alguna vez...

Tucker dijo...

Bonito cuento Roman, esta entretenido e interesante, lo lei 2 veces amiwuo pirujo.

La cancion tambien esta buenaza.

saludos roman villalobitos.