Heme aquí
avejentado,
necio, adormilado,
con una enfermedad
imaginaria.
Aquí cohabita la hipocondría
y se revela todo
sin descaro.
Heme aquí sucio,
camino de dos en
dos, me multiplico;
mi sueño era
dividirme, hacerme polvo
y caer al interior
de los relojes
y aparecer en
ventanas y llenar
las ventanas de
mis ojos hechos tierra
y al llorar
hacerme lodo y llenar de lodo
los suelos de un
inquieto mar.
Heme aquí sin
sensaciones,
acomodando el amor
en crucigramas.
Sospecho en tantos
años de vigilia;
sospecho en el
entierro y la palabra.
Heme aquí de mil
maneras pero siempre el mismo,
heme aquí en
cientos de miles de millones,
en doscientos
pares de ventanas abiertas
y luego cerradas
porque hay polvo
en el semidesierto
del invierno en que camino.
Heme aquí con
corazón dormido y pupilas
hechas cal en
comprimidos.
Heme aquí que me
los tomo y parpadeo.
Heme aquí que
sueño en color tinto y abstinencia.
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