Mi maestra insistía
en que aprendiera la lección del día,
pero yo no pude dejar
de mirar por la ventana
y desear que una mañana,
al caminar,
alguien, supongo que algún dios
o un par de ellos jugando blackjack
(o tal vez dominó, porque puede
que suceda en viernes),
(o tal vez dominó, porque puede
que suceda en viernes),
me dejara encontrar
mis temores y anhelos
en una única persona.
Suena a algo imposible,
a algo a lo que no tengo derecho,
pero mi maestra no insistía con la fuerza
suficiente, y por eso yo
escapaba pensando
en mis fantasías de siempre.
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