>>Todo esto es muy curioso, siento como si no hubiera nadie más aquí, ahorita. La verdad no entiendo porqué, aunque me imagino que es algo normal. ¡Sí, debe ser normal! Es tonto que me preocupe por estas cosas, supongo que ya estoy "flechado", como dicen por ahí. Mañana, mañana tendré tiempo de fijarme en más cosas, más de ella, y yo creo que voy a animarme a hablarle. Bueno, sólo si todo sale bien. Me molesta ponerme tan nervioso siempre, total, ¿que puede pasar? Pero bueno, el camión ya se tardó, igual y ahorita llega, a ver si no me distraigo como la primera vez. ¡No quiero caminar media hora!
Dicho esto, algo atrajo su atención. Ella, la chica, se escabulló entre el mar de gente que, como él, espera el camión correcto. Su paso es apresurado, mirando siempre hacia adelante, hacia arriba, a pesar de su corta estatura. Él volteó a verla, haciendo una maniobra con la cual empujó con la mochila a un niño que estaba detrás. Ella se acerca rápidamente. Los camiones pasan uno a uno, el lugar se convierte en una corriente de seres atarantados que no saben si vienen o van, si esperan o se desesperan.
>>Ahí viene. ¿Debo hacer algo? ¿La saludo? ¿Le llamo por su nombre? ¡No! Nunca hemos entablado una plática, ni siquiera de adorno, así que no serviría de mucho hablarle ahora. De seguro no se sabe ni mi nombre...
La chica se detuvo unos pasos después de haberlo visto. Él disimuló e hizo como que no la vió. Ella sintió curiosidad.
-Hey, ¡Víctor!
>>No, no soy yo, debe ser otro Víctor.
-Oye, te llamas Víctor, ¿Verdad?
-S-sí, y tu eres... A-Ad...
-¡Adriana! jeje, sí. Te reconocí, y te saludé porque hoy no pude hacerlo en la escuela.
>>Esto no me está pasando.
-Sí, yo tampoco pude hacerlo, pero... -Víctor se detuvo, Adriana volteó a ver uno de los camiones-
-¿Cual ruta era?- preguntó ella.
- La ruta 15, creo que tendré que caminar, el siguiente tarda media hora en llegar, y no lo quiero esperar. -exclamó Víctor, resignado.
-Ahh! Bueno, yo tampoco quiero esperar. ¿Nos vamos?
Dicho esto, algo atrajo su atención. Ella, la chica, se escabulló entre el mar de gente que, como él, espera el camión correcto. Su paso es apresurado, mirando siempre hacia adelante, hacia arriba, a pesar de su corta estatura. Él volteó a verla, haciendo una maniobra con la cual empujó con la mochila a un niño que estaba detrás. Ella se acerca rápidamente. Los camiones pasan uno a uno, el lugar se convierte en una corriente de seres atarantados que no saben si vienen o van, si esperan o se desesperan.
>>Ahí viene. ¿Debo hacer algo? ¿La saludo? ¿Le llamo por su nombre? ¡No! Nunca hemos entablado una plática, ni siquiera de adorno, así que no serviría de mucho hablarle ahora. De seguro no se sabe ni mi nombre...
La chica se detuvo unos pasos después de haberlo visto. Él disimuló e hizo como que no la vió. Ella sintió curiosidad.
-Hey, ¡Víctor!
>>No, no soy yo, debe ser otro Víctor.
-Oye, te llamas Víctor, ¿Verdad?
-S-sí, y tu eres... A-Ad...
-¡Adriana! jeje, sí. Te reconocí, y te saludé porque hoy no pude hacerlo en la escuela.
>>Esto no me está pasando.
-Sí, yo tampoco pude hacerlo, pero... -Víctor se detuvo, Adriana volteó a ver uno de los camiones-
-¿Cual ruta era?- preguntó ella.
- La ruta 15, creo que tendré que caminar, el siguiente tarda media hora en llegar, y no lo quiero esperar. -exclamó Víctor, resignado.
-Ahh! Bueno, yo tampoco quiero esperar. ¿Nos vamos?
3 comentarios:
ahh ..
Que Liindo
escribes :)
No te excuses por tu timidez para hablarle a las mujeres, tonto.
No pretendas que ella tome la iniciativa, porque no todas son como Adriana!
Ssss, te proyectas Román.
yo creo ke esta es la nuevaa epokaa!
todaa una realiidad!!
las muujeres llevamooz el
kontroool o noo?? jajaja!..
tuu sabeez.. te kiero
rokaalfoiidee kuidATE
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