Nos bajaron del salón a tamborazos y nos plantaron en el suelo como si fueramos becerros comunes y corrientes, sabedores de que el espectáculo que estábamos a punto de presenciar iba a ser grotescamente divertido. Ahí estaban, sentados detrás de una mesa, 4 candidatos a la presidencia municipal del provincianísimo Lagos de Moreno, observando atentamente su entorno, quizás pensando una y otra vez en cosas perversas y retorcidas que solo los políticos tienen el atrevimiento de pensar, si es que Dios, enfundado en su benevolencia que posee nomás por el hecho de ser Dios, les otorgó a ellos, los políticos, el primitivo lujo de poner a trabajar las neuronas.
Frente a ellos se encontraban los estudiantes, que hacían como que les interesaba escuchar toda esa sarta de promesas mesiánicas que los candidatos gustan de llamar propuestas. En realidad, muchos de ellos, estudiantes con credencial de elector, o dicho de otra forma, "votos favorables en potencia", estaban allí para saltearse horrendas materias de arquitectura, diseño gráfico o administración. En teoría, ver a un político deshaciéndose mientras trata de hacer creer a la gente de que la propuesta de un mejor futuro (o peor presente) es una meta viable y no un alucine cannábico es igual o más divertido que tratar de instalar, por ejemplo, un cañón y una laptop para exponer sobre la política economica expansiva.
Los candidatos, como si fueran superhéroes modernos, se pararon frente a la multitud, que se iba retirando poco a poco por cualquier motivo pintoresco, y empezaron a vociferar una a una sus inverosímiles propuestas. Más empleo, mejor educacion, trabajo, trabajo, trabajo. Los candidatos, algunos hablando en tercera persona, como si estuviesen tratando de vender un producto en el canal de televentas, se llenaban la boca diciendo que crearían miles de empleos, si tan sólo ellos, misericordiosos estudiantes, otorgaban su valiosísimo voto a los colores de su partido. Ahora bien, que si crear empleos significa arreglar un chingo de calles intransitables por motivos desconocidos y ponerse a pintar fachadas que se convertiran casi inmediatamente en el objeto de deseo de hordas de grafiteros, pues sí, entonces si se crean montones de empleos.
Otros candidatos, que me dieron la impresión de tener amargada la existencia, no dejaron de desmentir, deshacer y desmadrar las propuestas de sus adversarios. Éstos, muy quitados de la pena, se limitaban a seguir proponiendo chingaderas, con una sonrisa más fingida que la que puede hacer Lucía Mendez cuando le preguntan de la vida y obra de Verónica Castro. Cierto candidato lanzó tantas propuestas tan increíbles que me resulta complicado tratar de recordar siquiera una de ellas. Y es que no sé que tienen los políticos que creen que toda la gente es estúpida.
¿Porque lo digo? Por el hecho de que la última moda entre los rockstars de la política local consiste en grabar versiones retorcidas de las canciones de moda y circularlas por toda la ciudad en camionetas que son conducidas por fulanos que llevan en el rostro una expresión parecida a la que uno pone cuando dice "me quiero morir". Imagino que los candidatos creen que con sus ridiculas tonadas, algunas de ellas sinceramente idiotas, la gente caerá rendida ante los colores de tal o cual partido y otorgarán su voto como si fuera el preciosísimo tesoro de la virginidad.
Los candidatos seguían allí, pero los estudiantes cada vez éramos menos. Yo, diecisieteañero común, marginado de cualquier posibilidad de sufragio, reía para mis adentros al ver aquella ópera en la que se había convertido dicho panel de candidatos. Los 4, incompetentes monigotes, prototipos de políticos mexicanos, ingenuos portadores de la última esperanza de un partido político para obtener siquiera 58 votos, poseían al final del encuentro una expresión similar a la de un bebé indefenso pidiendo su biberón. Muy en el fondo sabían que sus infantiles propuestas no habían hecho mella alguna en las ocupadas mentes de los estudiantes con credencial de elector allí presentes.
Sólo los invertebrados lamebotas que llevan enfundadas las playeras de su candidato favorito, creyendo que llevan en el pecho a la foto del mismísimo Jesucristo, creen que esas propuestas son lo suficientemente creíbles como para lanzarse a un pozo de mierda de conejo por ellas.
Al final, cada candidato se fue con su respectiva caravana, llena de monos zalameros que creían haber sido partícipes de un histórico debate al que nadie asistió realmente.
Frente a ellos se encontraban los estudiantes, que hacían como que les interesaba escuchar toda esa sarta de promesas mesiánicas que los candidatos gustan de llamar propuestas. En realidad, muchos de ellos, estudiantes con credencial de elector, o dicho de otra forma, "votos favorables en potencia", estaban allí para saltearse horrendas materias de arquitectura, diseño gráfico o administración. En teoría, ver a un político deshaciéndose mientras trata de hacer creer a la gente de que la propuesta de un mejor futuro (o peor presente) es una meta viable y no un alucine cannábico es igual o más divertido que tratar de instalar, por ejemplo, un cañón y una laptop para exponer sobre la política economica expansiva.
Los candidatos, como si fueran superhéroes modernos, se pararon frente a la multitud, que se iba retirando poco a poco por cualquier motivo pintoresco, y empezaron a vociferar una a una sus inverosímiles propuestas. Más empleo, mejor educacion, trabajo, trabajo, trabajo. Los candidatos, algunos hablando en tercera persona, como si estuviesen tratando de vender un producto en el canal de televentas, se llenaban la boca diciendo que crearían miles de empleos, si tan sólo ellos, misericordiosos estudiantes, otorgaban su valiosísimo voto a los colores de su partido. Ahora bien, que si crear empleos significa arreglar un chingo de calles intransitables por motivos desconocidos y ponerse a pintar fachadas que se convertiran casi inmediatamente en el objeto de deseo de hordas de grafiteros, pues sí, entonces si se crean montones de empleos.
Otros candidatos, que me dieron la impresión de tener amargada la existencia, no dejaron de desmentir, deshacer y desmadrar las propuestas de sus adversarios. Éstos, muy quitados de la pena, se limitaban a seguir proponiendo chingaderas, con una sonrisa más fingida que la que puede hacer Lucía Mendez cuando le preguntan de la vida y obra de Verónica Castro. Cierto candidato lanzó tantas propuestas tan increíbles que me resulta complicado tratar de recordar siquiera una de ellas. Y es que no sé que tienen los políticos que creen que toda la gente es estúpida.
¿Porque lo digo? Por el hecho de que la última moda entre los rockstars de la política local consiste en grabar versiones retorcidas de las canciones de moda y circularlas por toda la ciudad en camionetas que son conducidas por fulanos que llevan en el rostro una expresión parecida a la que uno pone cuando dice "me quiero morir". Imagino que los candidatos creen que con sus ridiculas tonadas, algunas de ellas sinceramente idiotas, la gente caerá rendida ante los colores de tal o cual partido y otorgarán su voto como si fuera el preciosísimo tesoro de la virginidad.
Los candidatos seguían allí, pero los estudiantes cada vez éramos menos. Yo, diecisieteañero común, marginado de cualquier posibilidad de sufragio, reía para mis adentros al ver aquella ópera en la que se había convertido dicho panel de candidatos. Los 4, incompetentes monigotes, prototipos de políticos mexicanos, ingenuos portadores de la última esperanza de un partido político para obtener siquiera 58 votos, poseían al final del encuentro una expresión similar a la de un bebé indefenso pidiendo su biberón. Muy en el fondo sabían que sus infantiles propuestas no habían hecho mella alguna en las ocupadas mentes de los estudiantes con credencial de elector allí presentes.
Sólo los invertebrados lamebotas que llevan enfundadas las playeras de su candidato favorito, creyendo que llevan en el pecho a la foto del mismísimo Jesucristo, creen que esas propuestas son lo suficientemente creíbles como para lanzarse a un pozo de mierda de conejo por ellas.
Al final, cada candidato se fue con su respectiva caravana, llena de monos zalameros que creían haber sido partícipes de un histórico debate al que nadie asistió realmente.
3 comentarios:
Deberías oir una versión de la de very very good del pri que hicieron por acá, toda una pieza para el deleite de un melómano. Ya me tiene hasta la madre!
Yo puedo votar este año y estuve pensado sobre dejar en blanco la boleta o escribir el nombre de mis amigos,del Dr Simi o de quien se me ocurriera en el espacio de candidatos no registrados, pero tal vez termine votando por algún partido porque de alguna forma será más útil. Es que a final de cuentas no le podemos pedir mucho a los partidos porque sacan a sus candidatos de nuestra sociedad. La ultima vez que regresé mi pueblo, hace como dos meses, me di cuenta que los candidatos de allá eran mis vecinos o los gordos sombrerudos que se ponían a chupar diario por la presidencia o los tranzas que trabajan en alguna oficina publica...prácticamente conocía a todos. Eso me hizo pensar que vivimos en la democracia perfecta, "el verdadero gobierno del pueblo para el pueblo".
Que te digo Rocalfo... Una vision impresionante de lo que la sociedad ejerce en ti, bueno, en este caso, la politica, y eso que yo me intereso por la ciencia Politica, pero fijate, la ley mordaza que nos aplicaron a todos, nos esta jodiendo y bien cabron, mira que soportar el intenso bombardeo de anuncios y demas frivolidades tan clasicas asi como titanicas de los diputados y las fuerzas de oposicion...
Lo peor es que la gente se traga toda la sarta de babosadas que los politicos nos echan... O les echan por que pues, yo leo, me informo hasta donde puedo y doy mi analisis con la mas cercana objetividad, la historia nos ha de mostrado que los cambios de colores no son simbolo de renovacion y salvacion, por que sea cual sea el color, todos tienen una funcion, OBTENER EL PODER Y JODER A LA GENTE... Asi que yo no me incluyo entre los que se tragan los choros de los politicos... jajjaajja
Pero tampoco hay que olvidar que nosotros o muchos se quejan de la politica, recuerda que la politica la hacen todos, y si se va a buscar culpable en este juego tan absurdo pero necesario como lo es la famosa POLACA, tambien se nos deberia incriminar a los que formamos parte de la sociedad, por elegir a un puñado de patanes hijos de la chingada que lejos de arreglar o tratar de hacer menos pesados los problemas y hacer el intento de ser unos verdaderos mesias y no quedar como payasos de circo, como lo terminan siendo generalmente...
Tambien somos culpables, por no armar un bloque que de verdad exija y no se deje llevar por esas mamadas, aunque quizas suene bastante anarquico, y eso ya no me gustó; pero bueno, todo esto como te dije, es un mal necesario, somos corrompibles y nuestra naturaleza humana no nos permite hacer las cosas bien, somos propensos a la falla y a la cotradiccion...
Solo aqui hay dos culpables, sociedad y politicos, los jugadores y el juego, y viceversa, ambos tienen la culpa de que la sociedad y el Estado esté o se vea como nos vemos ante el mundo...
Ya te di mi choro, espero que lo leas y entiendas por que quiero a la Ciencia Politica, ante todo, alejar de la subjetividad a la gente... Si, asi como me conoces, mierdero, majadero, sangron, terco, pero tengo en el fondo mi barrera intelectual y de superacion...
Chida entrada, me clave leyendola y escribiendote...
:)
A mi me da hueva la política... estoy pensando seriamente si ir a votar este domingo...
Sigo extrañando a Colosio u_u
Saludos Rodo.
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