Dos amigos en el café:
>>Me acuerdo que estábamos en el parque, yo la tenía abrazada bien fuerte, hasta se me figuró que la estaba asfixiando. Me acuerdo que comenzamos a hablar de esto, de lo otro, de lo nuestro, y haz de cuenta que la tarde se me empezó a amargar así poco a poco. Jazmín puso su cara esa de incomodidad, si sabes cual cara, ¿no?
-Sí, si se cual cara.
>>Pues anda que de repente se paró y me dijo que ya me estaba cortando para siempre, y yo sentí que la sangre se me fue hasta yo no sé donde chingados. Me paré en chinga y le dije "no Jazmín, espérate, dame una oportunidad, ni siquiera sé porque estamos terminando". Y anda que me dijo que había pasado todo ese ratito intentando explicarme el porqué, pero que según se había hartado y que era mejor terminar de la manera en que ella me estaba terminando.
-Uy, que feo te la aplicó.
>>Y espérate. Anda que se puso a correr, en dirección a su casa, y pues si su jefe la veía llorando, así como estaba chillando en ese momento, pues se iba a encabronar conmigo y, ¿para qué te cuento? Entonces la detuve en una esquina y le planté semejante besote. Jamás había dado un beso tan mas baboso y apasionado como el que le dí a Jazmín en toda la prepa. Primero se estaba retorciendo mucho, pero ya luego se calmó.
-Tienes tus mañas.
>>Andale! así se les llama, mañas. Pues anda que me empezó a soltar un rollo de esos que sólo ella sabe hacer...
-Sí, rollos olímpicos.
>>Sí, y pues duramos ahi como media hora y la gente que iba pasando hacia la parada del camión se nos quedaba viendo así medio raro. Total que me dijo que iba a pensar las cosas, que en ese momentito se iba a ir con unas amigas y que pues no insistiera mucho, que la dejara pensar las cosas Y pues como yo no tenía muchas opciones, pues le dije que sí, que estaba bien.
-Hiciste bien.
>>Sí. Total que la ví yéndose hacia su casa. Y yo me fuí a la mía. Llegué a la casa y me puse a ver la tele. Anda que como una media hora después suena el teléfono y era Mariana, preguntándome si no sabía donde andaba Jazmín, que porque las había dejado plantadas a ella y a otras dos amigas suyas, y ahí fue cuando se me prendió el foco y dije "esta cabrona ya me puso el cuerno".
-Ni te creas. Ella jamás te puso el cuerno.
>>Y tú porqué estas tan seguro Edgar?
-Ella no te puso el cuerno Iván. Estaba muy apurada por tí y no dejaba de pronunciar tu nombre. No la dejaste en paz ni ese ratito en que se suponía iba a dejar de pensar en tí. Pero no, no pude hacer nada. No pudimos hacer nada. Por eso te digo que ella no te puso ningún cuerno.
Acto seguido, Iván y Edgar se sumieron en un pleito a puño limpio que despertó el interés de todos los que estaban allí reunidos en aquel café. Los puños iban y venían de un lado a otro y se estrellaban lenta pero decididamente en los rostros de ambos combatientes. La encargada del local hizo acto de presencia, junto con dos monigotes que parecían más guaruras que meseros. Éstos tomaron de los pies tanto a Iván como a Edgar y los depositaron, cual bolsas negras llenas de basura, en la calle.
Cada quien se fue por su lado, no sin antes recordar mutuamente a sus madres una docena de veces, de una forma no muy cariñosa. La gente que había quedado atrapada en medio del pleito comentó el hecho durante una media hora, e incluso comenzaron a hacer diversas conjeturas sin saber ni siquiera lo que Iván y Edgar habían estado platicando entre sí.
-Creo que uno de los chavos embarazó a la novia del otro,- dijo una mujer que estaba con sus amigas en la mesa contigua- y yo creo que el otro lo tomó como mal plan y por eso se empezaron a golpear así super horrible.
-Ay no, yo más bien pienso que simplemente tenían ganas de pegarse, se veían medio naquitos, ya vez como es esta razita- respondió otra de las allí presentes.
Al día siguiente llegó Jazmín con Iván en el pasillo de la escuela. Ella tenía la intención de terminarlo de una vez por todas, pero éste se le adelantó y golpeó su mejilla con la mano a gran velocidad.
Se la cacheteó pues. El H. Director de la institución no iba a tolerar ni pleitos amorosos ni violencia contra la mujer en el patio de la respetable institución que estaba bajo su custodia, así que tomó a Iván y a Jazmín de las orejas y los llevó a la oficina de dirección para entregarles un papelito que les impediría entrar al colegio en una semana.
-¿Pero porque me hiciste eso? El pendejo de Edgar ya me lo contó todo- dijo Iván a Jazmín, con un claro tono de imperatividad.
-Es que te cuesta mucho trabajo entender,- dijo Jazmín pausadamente- si me hubieras dejado terminarlo todo aquel día como lo había planeado, ahorita estariamos en el salón estudiando Biología.
Ambos tomaron el camión. Iván acompañó a Jazmín a su casa sin que ésta se diera cuenta de que lo estaba haciendo de manera deliberada. La detuvo con un jalón en el brazo, en la misma esquina en la que se habían besado apasionadamente aquella vez.
-Entonces, ¿ya no quieres nada conmigo?- dijo Iván.
-¿No tuviste suficiente ya?
-No.
-Eres insoportable- exclamó Jazmín, visiblemente fastidiada.
-Ándale, vamos a tomar un café hoy, platicamos las cosas un rato y...
-No! Hoy tengo que salir con mis amigas, - interrumpió Jazmín de forma deliberada - además ya es tiempo de que lo superes, yo ya no quiero salir contigo. Ya no te quiero.
Iván agachó la cabeza, dijo adiós con el pensamiento y se fue a su casa, directo y sin escalas de ningún tipo. No había nadie en casa, así que nadie le iba a pedir explicaciones de nada. Esa misma tarde, le habló Mariana por teléfono.
-Oye, fíjate que Jazmín nos dijo que vendría y no llega...
-Sí, si se cual cara.
>>Pues anda que de repente se paró y me dijo que ya me estaba cortando para siempre, y yo sentí que la sangre se me fue hasta yo no sé donde chingados. Me paré en chinga y le dije "no Jazmín, espérate, dame una oportunidad, ni siquiera sé porque estamos terminando". Y anda que me dijo que había pasado todo ese ratito intentando explicarme el porqué, pero que según se había hartado y que era mejor terminar de la manera en que ella me estaba terminando.
-Uy, que feo te la aplicó.
>>Y espérate. Anda que se puso a correr, en dirección a su casa, y pues si su jefe la veía llorando, así como estaba chillando en ese momento, pues se iba a encabronar conmigo y, ¿para qué te cuento? Entonces la detuve en una esquina y le planté semejante besote. Jamás había dado un beso tan mas baboso y apasionado como el que le dí a Jazmín en toda la prepa. Primero se estaba retorciendo mucho, pero ya luego se calmó.
-Tienes tus mañas.
>>Andale! así se les llama, mañas. Pues anda que me empezó a soltar un rollo de esos que sólo ella sabe hacer...
-Sí, rollos olímpicos.
>>Sí, y pues duramos ahi como media hora y la gente que iba pasando hacia la parada del camión se nos quedaba viendo así medio raro. Total que me dijo que iba a pensar las cosas, que en ese momentito se iba a ir con unas amigas y que pues no insistiera mucho, que la dejara pensar las cosas Y pues como yo no tenía muchas opciones, pues le dije que sí, que estaba bien.
-Hiciste bien.
>>Sí. Total que la ví yéndose hacia su casa. Y yo me fuí a la mía. Llegué a la casa y me puse a ver la tele. Anda que como una media hora después suena el teléfono y era Mariana, preguntándome si no sabía donde andaba Jazmín, que porque las había dejado plantadas a ella y a otras dos amigas suyas, y ahí fue cuando se me prendió el foco y dije "esta cabrona ya me puso el cuerno".
-Ni te creas. Ella jamás te puso el cuerno.
>>Y tú porqué estas tan seguro Edgar?
-Ella no te puso el cuerno Iván. Estaba muy apurada por tí y no dejaba de pronunciar tu nombre. No la dejaste en paz ni ese ratito en que se suponía iba a dejar de pensar en tí. Pero no, no pude hacer nada. No pudimos hacer nada. Por eso te digo que ella no te puso ningún cuerno.
Acto seguido, Iván y Edgar se sumieron en un pleito a puño limpio que despertó el interés de todos los que estaban allí reunidos en aquel café. Los puños iban y venían de un lado a otro y se estrellaban lenta pero decididamente en los rostros de ambos combatientes. La encargada del local hizo acto de presencia, junto con dos monigotes que parecían más guaruras que meseros. Éstos tomaron de los pies tanto a Iván como a Edgar y los depositaron, cual bolsas negras llenas de basura, en la calle.
Cada quien se fue por su lado, no sin antes recordar mutuamente a sus madres una docena de veces, de una forma no muy cariñosa. La gente que había quedado atrapada en medio del pleito comentó el hecho durante una media hora, e incluso comenzaron a hacer diversas conjeturas sin saber ni siquiera lo que Iván y Edgar habían estado platicando entre sí.
-Creo que uno de los chavos embarazó a la novia del otro,- dijo una mujer que estaba con sus amigas en la mesa contigua- y yo creo que el otro lo tomó como mal plan y por eso se empezaron a golpear así super horrible.
-Ay no, yo más bien pienso que simplemente tenían ganas de pegarse, se veían medio naquitos, ya vez como es esta razita- respondió otra de las allí presentes.
Al día siguiente llegó Jazmín con Iván en el pasillo de la escuela. Ella tenía la intención de terminarlo de una vez por todas, pero éste se le adelantó y golpeó su mejilla con la mano a gran velocidad.
Se la cacheteó pues. El H. Director de la institución no iba a tolerar ni pleitos amorosos ni violencia contra la mujer en el patio de la respetable institución que estaba bajo su custodia, así que tomó a Iván y a Jazmín de las orejas y los llevó a la oficina de dirección para entregarles un papelito que les impediría entrar al colegio en una semana.
-¿Pero porque me hiciste eso? El pendejo de Edgar ya me lo contó todo- dijo Iván a Jazmín, con un claro tono de imperatividad.
-Es que te cuesta mucho trabajo entender,- dijo Jazmín pausadamente- si me hubieras dejado terminarlo todo aquel día como lo había planeado, ahorita estariamos en el salón estudiando Biología.
Ambos tomaron el camión. Iván acompañó a Jazmín a su casa sin que ésta se diera cuenta de que lo estaba haciendo de manera deliberada. La detuvo con un jalón en el brazo, en la misma esquina en la que se habían besado apasionadamente aquella vez.
-Entonces, ¿ya no quieres nada conmigo?- dijo Iván.
-¿No tuviste suficiente ya?
-No.
-Eres insoportable- exclamó Jazmín, visiblemente fastidiada.
-Ándale, vamos a tomar un café hoy, platicamos las cosas un rato y...
-No! Hoy tengo que salir con mis amigas, - interrumpió Jazmín de forma deliberada - además ya es tiempo de que lo superes, yo ya no quiero salir contigo. Ya no te quiero.
Iván agachó la cabeza, dijo adiós con el pensamiento y se fue a su casa, directo y sin escalas de ningún tipo. No había nadie en casa, así que nadie le iba a pedir explicaciones de nada. Esa misma tarde, le habló Mariana por teléfono.
-Oye, fíjate que Jazmín nos dijo que vendría y no llega...
2 comentarios:
Ke putona esa Jazmin, tenia una novia ke se llamaba asi y tmb era bien puta.
Malditas viejas bofetonas.
Esta padre tu cuento.
Deberias hacer un cuento de amor ke hable de mi y de Betty.
este rifado inche rodo
mejor hazle uno a tucker y loko :D
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