viernes, 13 de febrero de 2009

Babeando mis Cuadernos

And as the water goes by...

El agua cae sobre un agujero en la pared y de ahi va subiendo lentamente hasta que, gota por gota, se queda impregnada en un charco en el techo. Luego, con esa paciencia característica que le fue otorgada por el Espíritu Santo mismo, el agua cae de nuevo inmisericorde sobre mi cabeza desaliñada.

Así fue como lentamente me di cuenta de la complejidad de mi peinado (si es que puedo llamarlo de esa manera) y de la forma en la que estaban entrelazados mis cabellos, mas o menos parecida a la manera en como se entrelazan los pensamientos que traigo atorados en la orilla derecha del cerebro. Y así como llegan dichos pensamientos, duran un tiempo atascados, y se van, a veces sin darme la posibilidad de entender del todo si fueron resueltos o no.

Me refiero también a las gotas de agua, que despues de subir del suelo al techo, caen de las puntas de mis cabellos al suelo y repiten el ciclo una y otra vez hasta que ocurre uno de dos fenómenos posibles. Uno de esos fenómenos es el movimiento, el otro es el aburrimiento. Si ocurre el aburrimiento significa que ya estoy arriba del tren. Si ocurre el movimiento no necesariamente tengo que subirme al tren, porque a fin de cuentas el tren siempre terminará por irse, con o sin mi persona en su interior.

A veces, o casi siempre, si soy mas específico, el tren simplemente se va.


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