Foto tomada desde las faldas del famoso cerro, afuera de una tiendita que es atendida por una señora que se la pasa dentro de su casa vigilando si llega alguien a comprar. Una vez que alguien se para frente a la tienda, la señora procede a atenderle.
La Mesa Redonda, junto con alguno que otro edificio colonial del centro de la ciudad, es uno de los símbolos más representativos de Lagos. Al menos eso pienso yo desde muy chico.
Y como Laguense que soy, en mi vida me había planteado la idea de subir hasta lo más alto de la meseta. Que digo subir, ni siquiera se me había ocurrido acercarme. Sin embargo ayer Viernes se presentó la oportunidad, obra del profe Julio, quien ya nos había comentado la idea tiempo atrás. La idea era que fuera toda la preparatoria (aprox. 35 alumnos) pero al final solamente eramos unos 16 los que nos animamos a ir.
El primer dilema fue encontrar el bendito camino. Kilómetros y kilómetros de carretera, recorriendo un semidesierto (obra de la escasez de lluvias) y maniobrando entre tráilers y uno que otro conductor con prisa. Entre que nos equivocábamos de camino y entre que regresabamos y probabamos otro, se nos fue casi una hora. Una vez que encontramos el mentado camino, ya casi la 1:30 de la tarde, una maestra desertó y me tuve que cambiar al coche de Julio. Allí estaban Richard y Pancho. El Papa no estaba porque no creía que el Mustang pudiera hacerla de Jeep en los limpios y planos caminos de terracería. No erró.
Poco a poco nos fuimos acercando más y más a la mesa hasta quedar justo a sus pies. Impresionante. Se ve mucho mejor desde cerca. Mientras buscabamos un lugar para aparcar el Tsuru, pudimos recorrer un poco de las faldas y logramos ver unas enormes cruces en la cima de la mesa y creímos ver gente (esperamos que haya sido gente viva).
Una vez aparcado el coche, alguien dijo que había que comer, entonces me puse a comer algo, sin embargo en realidad nadie comió nada y tuve que emprender la escalada mientras mi estómago digería un sandwich. No se los recomiendo. Al final resultó que de los 16 que éramos, sólo5 estabamos tratando de subir hasta la cima. Las veredas estaban repletas de cruces, matorrales, espinas y basura, y a pesar de que había un camino especialmente diseñado para subir, mejor quisimos intentar subir mediante el laberinto de veredas que rodean a la mesa.
Mala idea, nadie logró subir realmente...
3 comentarios:
esta super la historia, eres un chico prodijio, cuidate....jijiji
esta buena tu redacción.....(rossy) .....jijiji
Estimado Rocalfo, a ver si te pones en contacto. nos interesa integrarte en un proyecto litarario. danteavl@hotmail.com
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