jueves, 1 de mayo de 2008

El Hombre Blanco


Como siempre, nunca sucedió nada en la vida de este personaje. Nunca sucedió nada en realidad. Nada de nada. Todos acostumbraban dejarlo solo y abandonado cuando él más necesitaba compañía.

A raíz del último abandono, el Hombre Blanco se vió orillado a abandonar su forma humana y convertirse en un líquido plateado de curiosas propiedades.

Para hacerlo más simple, el Hombre Blanco se volvió irreconocible ante la sociedad.

No hubo jamás otra fiesta en casa del Hombre Blanco.

El Hombre Blanco jamás volvió a tener un amigo de verdad.

El Hombre Blanco no recuperó su fe en la raza humana y mucho menos en el planeta tierra, y mucho menos fue capaz de recuperar la fe en sí mismo.

No hubo otro Hombre Blanco jamás.

Este hombre Blanco aún vive, se resguarda ante los ácidos comentarios de la gente, ante la indiferencia de aquellos que solían ser sus amigos, ante el frívolo ambiente que él mismo creó. Nadie nunca ha sido ni será capaz de entablar una conversación de verdad con el Hombre Blanco en lo que resta de su vida.

Una vez el Hombre Blanco visitó mi Hogar. Le invité un vaso con agua y accedió. Lo Bebió y de alguna forma me agradeció. Comprendí su infinito dolor e incomprensión. Quize abrazarlo pero su consistencia extraña me lo impidió. Solamente le di las gracias y desde entonces el mundo es distinto.

Para mí, y para el Hombre Blanco.


1 comentario:

Anónimo dijo...

esta genial, que pena, que el hombre blanco este tan solo....T_T