lunes, 28 de julio de 2008

El niño que (no) murió en el bar

Cuando me levanté, me vestí con lo que tenía a la mano, como todos los días. Supe después, gracias al espejo, que la playera como la llevaba me habría hecho quedar en ridículo público. El desayuno de esa mañana consistió en un vaso de leche, lo suficiente para tomar energías y comprar algo en la tienda de la esquina (que curiosamente no está en la esquina).

Cuando llegué había unas señoras, Rosita y María, quienes leían el periódico y a quienes escuché varias veces decir cosas como "Que barbaridad, Dios mio, Virgen Santísima" etc. Le pedí a la señora de la tiendita una copia de el periódico y me dispuse a leer cada uno de los apartados.

Lo de siempre, accidentes por borrachos, accidentes por distraidos o viejitos que se tropiezan en la calle. Pero luego hubo uno que llamó mi atención. "Niño es asesinado a las afueras de un bar". Supuse que ese era el escandaloso notición al que se referían mis vecinas. Puse en el mostrador una moneda de 10 pesos para pagar el periódico y mis galletas sin azucar y me fui a la casa.

Blasfemé cuando vi que las galletas habían caducado hacía un mes, y me preparé un pan tostado con mantequilla. Leí renglón por renglón la noticia y me pareció, de verdad, una mentira inventada chupasangre.
No le dí mayor importancia y me puse a escuchar musica como siempre. Durante la hora de la comida le comenté a mis padres sobre lo sucedido y ellos aseguraron no haber escuchado nada del asunto. Me inquieté un poco, pero no me preocupé. Luego fui a casa de mis vecinos, que también son mis parientes, y de todos ellos nadie supo darme señas de lo sucedido, a pesar de lo impactante de la noticia.

"no es posible -dije para mis adentros- que en mi familia nadie sepa lo que pasó". Luego me calmé un poco viendo programas de chismes de gente que no conozco y espero no toparme algún dia. Como estaba aburrido e inquieto por lo de la noticia, llamé a un amigo y le pregunté si sabia algo.

-Oye -le dije, fingiendo preocupacion-, no has escuchado del asesinato del niño?

-Cual niño?-.

- El niño que mataron en el bar!-. Le dije, empezando a ponerme nervioso.

- Yo no sé de que hablas -me dijo como incrédulo- pero creo que necesitas descansar.

No iba a descansar hasta saber la verdad sobre el asesinato del infante. Llame a varios de mis amigos y algunos no sabían siquiera que en Lagos había un periódico. Recordé que un amigo trabajaba en ese bar, así que sin más miramientos fui a buscarlo a su casa. Lo encontré algo somnoliento. "Pásate, estaba viendo la Oreja" me dijo con un particular tono de despreocupación. Me senté en el sofá y le dije la verdad, le dije que había visto la noticia y me había parecido terrible el hecho de que nadie más supiera del asunto.

- Yo creo que estas algo confundido amigo -Me dijo frunciendo el ceño-. Yo voy siempre a trabajar ahí y creeme que no se ha muerto ningun niño.

-Pero! no es posible! yo vi la noticia!-. Le dije.

- Amigo -Me replicó, dandome una palmada en el hombro-. Yo creo que necesitas descansar.

Salí corriendo y no se me ocurrió siquiera tomar el camion. De seguro estaría lleno de gente que no sabe de la noticia y eso me pondría en un estado mental bastante alterado. Llegué corriendo, como pude, a la misma tiendita donde había comprado el periódico. Ahi estaban las mismas señoras de en la mañana y otra señora que no conozco, que no había estado en la mañana y que supongo que es mi vecina también. Platicaban muy animadas sobre la novela de las 4, las chambritas para la nieta etc.

Sin pensarlo mucho les pregunté si habían leído la noticia del niño del bar. Ellas respondieron negativamente, acrecentando mi ya de por sí delirante trauma. Les pregunté entonces el motivo de sus exclamaciones de asombro que dieron esa mañana mientras leían el periódico.

-Mi compadre, marido de ella -.Me dijo Rosita, señalando a la mujer que no conozco- es un viejo borracho que no sabe manejar, y menos cuando está borracho...

La mujer que no conozco le echó una mirada fulminante a su comadre Rosita y pareció enojarse. Yo estaba a tres centimetros de volverme locotron. Le arrebaté el periódico a la señora de la tiendita, con el supuesto fin de enseñarles la noticia a las señoras vecinas.

Ya no pude encontrar la noticia por ninguna parte, y en su lugar había un bonito crucigrama contestado a medias.

-Muchacho grosero- Me dijo la señora de la tiendita.

Las señoras se me quedaron viendo como si estuviera yo loco y mejor me fuí, con un escalofrío tremendo. Mi última esperanza era llegar a casa y releer mi copia del periodico para no volverme chiflado.

Llegando a casa saludé a mi mamá, quien parecía muy ocupada.

-Que haces? - le pregunté, dando un suspiro y tumbandome en el sofá.

-Pues me encontré este periodico en tu cuarto -me dijo, muy concentrada- y me puse a resolver el crucigrama que venía dentro.

Esa noche no dormí ni de chiste.

sábado, 26 de julio de 2008

De Camiones

Mucha gente me pregunta si a mi me gusta practicar deportes. Con orgullo les platico que uno de mis deportes favoritos es el que explicaré a continuación.

Esta sencilla actividad consiste en acudir a la parada de un camión, de preferencia la mas concurrida de la ciudad (en el caso de Lagos, el lugar se llama Mercado) y quedarse parado ahí unos 15 o 20 minutos, haciendo como que se espera el camión cuando no es así. La mejor parte es cuando finalmente se decide cruzarse la banqueta a media calle y decide caminar hasta su destino, despues de haber desperdiciado intencionalmente un cuarto de hora que bien podriamos haber utilizado pensando en la inmortalidad del cangrejo.

El pasaje de camión en Lagos cuesta 4.50. Uno podría pensar que los camiones ofrecen un buen servicio por ese precio. El problema es el camión mismo. Son sorprendentemente viejos y espantosos pero bien vale la pena aventurarse y subirse a una de estas reliquias mecánicas. Curvas desprevenidas, frenados inesperados y sobre todo, poca ventilación, hacen que tomar el camión sea una experiencia más que divertida.

Cierto día, practicando mi deporte favorito, el cual describí arriba, tuve una jornada espectacular. Rompí mi record de espera, acumulando 23 minutos ahi parado como monigote. Cabe destacar que tenía una intención primaria de tomar el camión. Lástima que en esos 23 minutos no pasó un solo camión. Bien, tomé la decisión de que ya habia estado bueno de hacerme menso y crucé la calle, tal como estaba planeado. Caminé, con la mochila a cuestas, unas 7 u 8 cuadras. De pronto empezaba a llover. Habría estado fantastico el trayecto de no ser porque mi celular estaba descargado y no podía endulzar la húmeda experiencia lluviosa con música.

Eso la transformaba en una pesadilla. Entré a una tiendita cuyo empleado estaba entre ebrio y aburrido y compré una cocacola de botella. No sé si me estafó pero total que salí de ahí sin un centavo. Cuando iba a dar la vuelta para bajar por Lopez Cotilla (calle célebre porque cada que llueve se convierte en río) un ruido estridente me hizo sentirme miserable.

Era el camión, ruta Vista Hermosa-Cristeros, hermosamente vacío.